Cuando
el año pasado publiqué “La onomatopeya del ladrido y otros relatos pulp” lo
hice con la ilusión y la esperanza de que si el éxito se había resistido a mi
primer libro “Textos de mediocridad e hiperrealismo” (y siendo consciente de
que el término “éxito” es muy relativo teniendo en cuenta que soy un autor
autoeditado) era simplemente por una cuestión estética y de falta de un público
concreto al que dirigirme. Con “La onomatopeya…” coloqué una portada vistosa,
una edición en papel cuidada y dejé claro qué tipo de relatos se iban a
encontrar en el interior… Pero no funcionó del todo bien.
Esperaba
vender los suficientes ejemplares como para tener un pequeño beneficio para publicar
la segunda parte del libro y seguir avanzando de este modo en mi senda particular,
pero esos beneficios no llegaron a existir y eso convirtió la idea de una
segunda parte en un suicidio literario a muchos niveles. Pero la toalla no hay
que tirarla jamás (a no ser que el suelo del baño esté muy mojado) y por ello
busqué la forma de seguir escribiendo y publicando sin castigar demasiado mi
bolsillo, ni el de los posibles compradores de mi siguiente obra. Y así nació
“Regreso a Wonderland” la primera publicación “post-onomatopeya”.
Inspirado
por las viejas publicaciones pulp y con la idea de crear algo rápido de leer,
fácil de entender y vistoso, decidí que el primer relato que continuaría las
aventuras del Hombre Alto y la Chica Rubia, así como de su viejo rival
Megavillano (contadas en “En busca de Wonderland” de “La onomatopeya…”) se
publicaría en solitario, tendría un acceso gratuito para quien quisiera leerlo
y que además contaría con ilustraciones interiores a modo de comic para
recuperar ese formato tan visual que acompañaba a algunos de los relatos que
leía de pequeño. Además, me las apañé para que pudiese leerse sin conocer de
antemano el relato original y así darle visibilidad al libro del que parte.
Pero
por supuesto no estoy solo en este proyecto. Por un lado tengo a la página web
de Historias Pulp (con acceso en este mismo blog) que se ofrecieron a servir
como plataforma de descarga, así como promocionarme a sus lectores. Por otro
lado conté con la ayuda de una vieja amiga (vieja de que nos conocemos desde
pequeños, que la chica está en la flor de la vida) que se ofreció a revisar y
corregir los textos, una dibujante de calidad que no se limitó a dibujar lo que
yo le decía si no que se involucró de lleno en el proyecto y finalmente con mi
imprenta de confianza para sacar la edición en papel. ¿Qué podría fallar?
Supongo que muchas cosas, pero por mi parte lo he hecho lo mejor que he podido
y estoy seguro que mi “equipo” también.
Ahora
solo queda esperar la acogida de este nuevo relato, que ya se puede descargar
de forma totalmente gratuita aquí y leer una reseña aqui y si nada se tuerce, la aparición dentro de
poco del segundo (el cual está ya escrito y corregido) y finalmente el tercero
con el que supuestamente cerraré la tetralogía. Espero que os hagáis con él, le
dediquéis un ratito (que sí, que sí, que estáis muy liados, que la vida no os
da, pero haced un esfuerzo que son diez minutos y vuestros cerebros seguro que
agradecen un poco de desconexión) y que lo disfrutéis.
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