Si
habéis leído las anteriores entradas dedicadas a este bello asunto de la
autoedición ya estaréis un poco al tanto del tema: Somos autores novatos que
hemos decidido publicar por nuestra cuenta o acudir a una pequeña editorial para ver nuestro libro impreso
en papel porque es una cosa que sí, que nos hace ilusión y ya está. Hasta ahora
todo ha sido trato de favor, regalos y promesas de fama y de gloria, pero llega
la hora de pasar por caja. Hay que mandar el libro a imprenta y eso vale un
dinero… Que debemos pagar, por supuesto. Pero antes hay que tener en cuenta
algunos factores para que no nos la cuelen.
En
caso caso de hacerlo por nuestra cuenta habremos pactado un número de ejemplares a imprimir, así que
esos libros deberían ser para nosotros y sólo para nosotros. ¿No? Pues en el caso de contar con la ayuda de una editorial de autoedición debería ser igual. Algunas veces
la editorial se quedará algunos para promocionarnos en blogs, tener como stock,
llevar a ferias y eventos… Pero nunca y bajo ningún concepto deberíamos pagar
comisiones extra o ejemplares a la
misma. Recordad que ya hemos pagado por esos libros.
Algunas
editoriales nos dirán de hacer una coedición en la que deberemos vender un
cierto número de ejemplares o comprar los restantes. Mal. Eso sería pagar dos
veces los mismos libros. Otras veces nos dirán que de los 300 ejemplares
impresos solo dispondremos de 100. Mal. ¿Por qué quien nos garantiza que los
otros 200, los cuales hemos pagado, se han impreso? ¿Dónde están? Otras veces
solo imprimirán bajo demanda, pero entonces, claro está, sólo deberíamos haber
pagado por las labores propias de la editorial, no por la impresión misma.
En fin,
las posibilidades de que nos cuelen alguna practica fraudulenta o poco ética son
tantas que no podría enumerarlas aquí (ni siquiera las conozco todas) pero
deberíamos tener claro que si pagamos por algo ese algo es nuestro y debería
estar exento de condiciones de repago.
Dicho
he lo. Tenedlo en cuenta.
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