martes, 14 de enero de 2020

Mitos y verdades sobre el ISBN


El International Standard Book Number, o ISBN para los amigos, es un código que podremos encontrar en la inmensa mayoría de libros, generalmente en las páginas de cortesía o incluso en la contraportada junto al código de barras y que sirve para identificar ciertos parámetros del mismo como la editorial de la que proviene, el país en el que se ha editado etc... Desgraciadamente con el paso de los años se le han ido atribuyendo algunas cualidades que no posee, hasta el punto de mitificarse de una forma bastante innecesaria. Con esta breve entrada trataré de arrojar algo de luz sobre él y orientar de paso a nuevos autores sobre si deben o no incluirlo en sus obras. Vamos allá.

Lo primero a tener en cuenta y lo voy a poner bien grande es que el ISBN NO es obligatorio. Desde hace ya unos cuantos años cualquiera puede publicar un libro sin tener que tramitarlo y sin obligación alguna de tener su libro registrado en ninguna parte.
Otra cosa a tener en cuenta es que el ISBN no proporciona ningún tipo de derecho de autor. Aunque llegado el caso podría servir para demostrar la autoría de una obra robada o plagiada, hay que recordar que los derechos de autor se otorgan de forma automática a éste en el momento de publicar una obra, sea en papel u online y no es necesario realizar otra acción para ello. En este sentido el ISBN es igual de válido que el registro de propiedad intelectual o un simple código de Safe Creative, por ejemplo.
Por último y metiéndonos en el submundo del folklore popular más oscuro debo decir que el ISBN no es ninguna garantía sobre la calidad de la obra. Sé que no debería decirlo, pero no está de más recordarlo. Hay gente que cree que los ISBN son otorgados por las mejores editoriales solamente a los libros más selectos, como un código de calidad incuestionable. NO es así. Cualquiera puede solicitar un ISBN y ponérselo a la lista de la compra si lo desea. Y adentro anécdota.

Recuerdo que hace un par de años, cuando publiqué "La onomatopeya del ladrido y otros relatos pulp" y lo estaba promocionando online, un señor se mostró interesado por el pdf del libro y tras indicarme que 4€ le parecía un precio excesivo me comentó que no me lo iba a comprar porque no tenía ISBN y eso no le garantizaba que mi libro tuviese calidad alguna. No quise entrar en explicaciones sobre este tema, así que dejé correr a ese cliente potencial y me dediqué a buscar a otro público menos tiquismiquis y mejor informado.
Curiosamente de mis cinco libros publicados hasta la fecha "La onomatopeya..." es uno de los dos que llevan ISBN.

Y ahora os estaréis preguntando porqué si ese número no sirve aparentemente para nada, habría que pagar los 50€ (aproximados, desconozco como está la tarifa actualmente) que piden por él. Pues ahí van algunas razones.

Aunque ya no es obligatorio, el ISBN es el código identificativo que utilizan librerías, distribuidoras y bibliotecas para clasificar los libros. Sin él, la tarea de meterlo en una base de datos y archivarlo se complica hasta el punto de que pueden rechazarlo directamente. Yo mismo he tenido alguno de mis libros sin ISBN etiquetado como "artículo de regalo" en librerías, con la consiguiente dificultad a la hora de verlo en estanterías y para recuperarlo llegado el momento de quitarlo de la venta. Igual pasa con bibliotecas que no encuentran la forma de exponerlo o meterlo en sus redes internas con las que se comunican con otras bibliotecas en busca de información de autores o búsquedas de ejemplares.

Es por ello que debemos tener claro antes de solicitar el trámite del ISBN qué queremos hacer con nuestra obra, hacia donde encaminarla y a qué público llegar. Un libro con grandes expectativas de proyección debería llevar ese código o se encontrará muchas puertas cerradas, pero si lo que queremos es venderlo en mano, sean ferias o eventos propios, o directamente a través de nuestra web/ redes sociales, es un dinero y una molestia a ahorrarnos.

Y esto es todo lo que puedo contar sobre este bello código. En próximas entradas hablaré sobre el depósito legal, ese otro trámite que lleva de cabeza a algunos y que al contrario que el ISBN sí es obligatorio... con algunas excepciones.

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