Las ferias del libro, en
general, son acontecimientos importantes para el sector librero/
editorial, ya que representan un escaparate al público que llega más
allá de los lugares habituales, además de resultar un incentivo
para las compras debido a los descuentos y/o regalos que se ofrecen.
En cuanto a los autores invitados para firmar libros y darse a
conocer, la cosa quizás no sea tan bonita como parece, y hablo con
conocimiento de causa ya que en esta última feria del libro de
Alicante acudí en ese rol y mis impresiones, aunque nada
sorprendentes, creo que merecen ser comentadas aquí.
Uno de los stands de la feria |
En primer lugar, decir que
las ferias del libro "oficiales" están vetando cada vez
más la entrada de autores autoeditados o que han publicado a través
de pequeñas editoriales independientes. El motivo está claro: La
publicación masiva y sin control de obras de toda índole rompe el
orden natural con el que trabajan las editoriales, distribuidoras y
librerias habituales. Yo logré colarme en la feria (como muchos
otros, supongo) por interceder a mi favor uno de los libreros del
gremio, el cual me hizo el favor de buscarme un hueco entre los
autores invitados.
En segundo lugar, y una vez
estuve instalado en la caseta correspondiente, hay que distinguir
entre dos tipos de escritores: los visibles i los invisibles, también
llamados "los que dan pena". Entre los visibles tenemos a
autores con cierto renombre, con el apoyo de grandes editoriales o
los oriundos de la zona, los cuales atraen a cierto número de
amigos/ seguidores que les muestran su apoyo. En sus casetas suele
haber gente, se firman libros, se hacen fotos y se dan apretones de
manos. Entre los escritores que dan pena me encontraba yo, solo en mi
caseta viendo pasar a la gente por delante sin que sus ojos se
percataran de mi existencia.
Pero ser uno de los
invisibles no es algo de lo que apenarse. Es normal teniendo en
cuenta que la mayoría de personas que acuden a una feria del libro
solo están de paso o ya saben qué van a comprar o por lo menos
tienen una idea aproximada de qué es lo que buscan. Son pocos los
que se acercan en busca de algo nuevo que descubrir, como por ejemplo
un librito no demasiado llamativo de un autor con cara de pena y
totalmente despeinado. Por cierto, el tema cabello de escritor es un
tema a tratar aparte, pero quizás me anime en una futura entrada.
Aquí algunas de las personas que no compraron mi libro. |
Y en tercer lugar y a modo
de conclusión, decir que esperaba ese resultado, aunque a pesar de
ello me quedó un sabor raro en laboca, no diré que malo, pero si
que tuve la sensación de haber perdido una hora sentado en esa silla
a pesar de la sensación de oír mi nombre anunciado por megafonía,
la gente que se paró a hablar conmigo (pocos, pero los hubo) y el
hecho de haber participado en una feria del libro que ni siquiera
sabía que existía unas semanas atrás.
¿Repetiría? Por supuesto.
Aunque la proxima vez, si la hay, apareceré montado en un monociclo
y haciendo malabares con antorchas a ver si así alguien se percata
de mi existencia.
Nota: Las imágenes estñan sacadas de la página web de Diarioinformación, por supuesto sin su permiso, aunque espero que no les moleste.
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