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Parece ser que existen
ciertos tabúes con los libros y la literatura que algunos utilizan
como si de normas férreas se tratara cuando en realidad, no hacen
más que emponzoñar un acto íntimo y personal como es el de leer. Y
uno de esos tabúes, con el cual me he encontrado muchas veces, es el
de sentirse con la obligación de terminar todo libro que se empieza.
"Yo hace tiempo que no
leo porque empecé un libro, no me gustó y lo tengo allí esperando
en el cajón de la mesita", "hasta que no termine el que
tengo entre manos... pero es que no me está enganchando nada",
"me recomendaron un libro buenísimo pero es que se me ha
atragantado y voy a tener que empezarlo otra vez a ver si mejora..."
son frases que he oído y seguro que no he sido el único. Frases que
me dan pena porque son síntomas de la escasa cultura literaria que
tenemos, al ver (y mostrar) los libros como obligaciones más que
como simples formas de entretenimiento. ¿Porque cuantos hemos dejado
a medias una pelicula o videojuego sin que nos haya supuesto un
motivo de vergüenza o desasosiego? "Es que esa peli era un
rollo" o "no me van ese tipo de juegos y he empezado otro"
son frases también comunes y que apelan a mucha más naturalidad.
¿Por qué no hacer lo mismo con los libros? Quizás porque los
dotamos de un simbolismo que en realidad no poseen.
Hay libros malos, escritores
malos, libros y escritores buenos pero que escriben para un público
que no somos nosotros... Hay momentos en la vida para cierto tipo de
literatura e incluso momentos para ninguna literatura o para toda. Yo
he pasado largas temporadas sin leer nada en absoluto y otras en las
que devoraba cualquier libro que caía en mis manos, pero incluso en
esos momentos de èxtasis lector, he tenido que dejar a medias
algunos. Lo más llamativo me sucedió con una novela llamada "Oscuro
como la tumba en la que yace mi amigo", de Malcom Lowry. La vi
por casualidad en mi librería y me llamó poderosamente su título
ya hacía poco que había fallecido un amigo mio y me resultó muy
evocador. No sabía que ese autor era precisamente famoso por lo
lenta y densa de su escritura. Tuve que dejarlo con apenas cuarenta
páginas leídas. Y reconozco que no me sentí del todo bien
aparcandolo en una estantería, pero no quería sacrificar futuras
lecturas por empecinarme en terminarlo. Hace poco, quince años
después de habero abandonado, decidí quitare el polvo y darle una
segunda oportunidad; pensé que la madurez me permitiría disfrutarlo
como no supe hacerlo con veintipocos, pero no. Seguía pareciéndome
un tostón. Aunque esta vez no sentí tanta tristeza. Malcom Lowry es
considerado un gran escritor, pero sin duda no escribe para mi.
Es por ello que me gusta
repetir, cuando tengo ocasión de hablar frente al público, o como
ahora a través de este blog, que tener unos hábitos de lectura
sanos es algo muy importante, como no leer con la tele puesta o en la
cama después de un día agotador, pero que a veces saber cuando
retirarse ante una lectura no provechosa, puede ser una buena opción,
nada reprobable y que quizás nos abra la puerta a otra lectura más
adecuada... O si no, siempre podemos retomarla en quince años a ver
qué pasa.
Completamente de acuerdo. Yo dejé a medias el Silmarillion. Me pareció un tostón difícil de seguir y después de más de 15 años no tengo intención de retomarlo. Me pasó también con el cómic From Hell, denso donde los haya.
ResponderEliminarEl Simiarilion también lo dejé, aunque no sabría si decir "a medias", ya que poco llegué a leer. Me pareció más un listín telefónico que una novela.
EliminarDespués le siguieron otros, aunqe por lo general termino lo que empiezo.
100% de acuerdo.
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