Aunque
escribir es algo que a día de hoy, afortunadamente sabemos hacer todos, no deja
de ser una acto íntimo, ya sea escribir grandes poemas desde lo más profundo
del alma hasta la lista de la compra antes de salir de casa. Es rara la gente
que escribe de forma pública, ya sea en blogs, revistas o cualquier otro tipo
de publicación. Es por ello que cuando alguien se entera de que he publicado un
libro, suele generarle cierta sorpresa, generalmente a un nivel de simple
curiosidad y no tan habitualmente con una magnitud mucho más desproporcionada.
Hace
muy poco una persona con la que suelo cruzarme habitualmente en el trabajo me
preguntó sorprendido si era verdad eso que decían por ahí y cuando se lo
confirmé no pudo contener su asombro y me preguntó si lo que había escrito en
el libro me lo había inventado yo. No supe qué responder. Del mismo modo me han
preguntado si he escrito un "libro de verdad" o si es "un libro
de librería". Realmente todas estas preguntas no hacen más que generarme
dudas. ¿Cómo son los libros de mentira? ¿Son esos que los abres y en lugar de
páginas ocultan una petaca de whisky? ¿Y qué tipo de libros no se venden en librerías?
¿Hay libros de charcuterías o droguerías?
La
conclusión que saco de todo esto es que para las personas que no tienen
costumbre de escribir o leer , el mundo editorial les resulta algo tan lejano,
que incluso un autor marginal como yo se les antoja todo un héroe de la cultura
y el saber. Pero ciertamente, si uno se asoma un poco a este mundillo se da
cuenta de que la realidad es muy distinta, ya que existe una sobresaturación de
autores, editoriales y sobretodo títulos, que por suerte o por desgracia nos
caen encima como una avalancha cada vez que intentamos bucear un poco por la
red.
Hace
muy poco leí un artículo-denuncia en el que algunas editoriales pequeñas se
quejaban de que las habían excluido de la gran Feria del Libro de Madrid, con
la excusa de que la autoedición no tenía cabida en esa feria. ¿Está mal? Por
supuesto. ¿Me extraña tal comportamiento? No demasiado. Y el motivo es que la
cantidad de pequeñas editoriales, autores que se autoeditan y otras que han
crecido al margen de la industria de libros convencional son tantas, que
amenazan con desestabilizar el sistema que hasta ahora impera en este pequeño
gran mundo de los libros.
Las
librerias agonizan, dicen. Los grandes autores no llegan a las ventas
esperadas, nos cuentan. El libro electrónico está acabando con las
publicaciones en papel, nos alarman... Pero lo cierto es que las nuevas tecnologías
han abierto una puerta a nuevos (y no tan nuevos autores) que aparecen como
setas tras un día lluvioso y que presentan obras de tanta o más calidad que los
que venden millones de libros y se anuncian con vistosos carteles. Y teniendo
en cuenta esto, es normal que los grandes dinosaurios como es el caso de
Planeta, vean amenazada su superioridad y se defiendan torpemente publicando
libros de rentabilidad asegurada (biografías de famosos, novelas escritas de
cualquier manera por youtubers o twiteros famosos, libros de autoayuda...),
convirtiéndose en la pes(c)adilla que se muerde la cola.
Así
pues y resumiendo lo arriba dicho: Aunque cause sorpresa entre algunos el hecho
de escribir (y publicar), si uno echa un vistazo rápido puede comprobar que no
es tan raro ni admirable, y que al final lo único que debemos hacer es
centrarnos en qué nos gusta y averiguar como encontrarlo, independientemente de
que nos restrieguen ciertos títulos y autores por la cara cada vez que vamos a
unos grandes supermercados o librerías famosas. En definitiva, los tiempos
están cambiando, tanto para las editoriales, los autores y como no, los
lectores.
Muy de acuerdo con tu reflexión, pero la realidad es que escribir un libro, y ya no hablamos de una novela, es algo tremendamente difícil. Las cosas como son.
ResponderEliminarYo diría relativamente difícil. La gran diferencia está en la dificultad de publicar; hace unos años era practicamente imposible si no tenías el favor de una editorial; hoy día cualquiera puede hacerlo con un mínimo de esfuerzo (y dinero).
EliminarHace unos años seguramente nos perdimos grandes obras que no pasaron la criba d elos editores minetras que hoy en día nos las perdemos por quedar "sepultadas" entre muchas otras publicaciones.