Este fin de semana tuve el
honor de presentar mi segundo libro "La onomatopeya del ladrido y otros
relatos pulp" en la Librería Ateneo Cómics de Alicante. Decidí ir allí a
presentar porque además de que es una de mis tiendas especializadas favoritas,
una de mis intenciones con este libro era el de alejarlo un poco de las
sobresaturadas librerías tradicionales y enfocarlo a un público más receptivo a
la ficción y la fantasía. Me reservaré mi opinión sobre el éxito de mi
iniciativa para más adelante cuando pueda sacar conclusiones, pero en cualquier
caso me sentí afortunado de poder estar presentando el libro rodeado de cajas
de Warhammer, juegos de rol y tebeos de Songoku.
No voy a negar que tenía más
expectativas de público. No es algo que me preocupe especialmente, ya que pocos
o muchos, me encanta explicar los entresijos del libro, contar anécdotas y en
general, hacer estallar las risas entre los asistentes. Enfoco las
presentaciones al humor, ya que esto genera una conexión muy positiva entre los
asistentes y mi persona y me encanta esa sensación, además de que predispone a
la gente a hacerse con el libro lo cual es, al fin y al cabo, el objetivo de
las presentaciones.

La inspiración, imaginación,
ingenio, originalidad... son términos que se utilizan cuando uno es capaz de
sacar historias de la nada, aunque realmente nada se crea desde cero. La
inspiración no cae del cielo como una lluvia de ideas, sino que emerge desde el
interior como un gheiser (o como se llame) que hay que saber controlar y
aprovechar. En otras palabras menos metafóricas, hay que ejercitar la
imaginación, buscando ideas aquí y allá, descartando, seleccionando,
construyendo, destruyendo y reciclando... No sé si me explico. Un ejemplo:
Hace unos días estaba
conduciendo por el centro cuando tuve que pararme mientras un repartidor de
carne bajaba piezas de su camión frigorífico para abastecer a una carnicería.
Apenas fueron dos minutos, pero mientras veía a ese hombre de blanco cargando
trozos de animal congelado comencé a imaginar probabilidades. ¿Y si se le
cierra la puerta mientras está dentro y no hay forma de salir? ¿Y si encima se
ha dejado el móvil en la cabina? ¿Y si el móvil estaba dentro del bolsillo de
su chaqueta? De pronto la idea de ese pobre señor pelándose de frío y
maldiciendo por estar a apenas un metro de distancia del teléfono y la chaqueta
que le salvarían se me hizo tan clara que seguí imaginando. ¿Y si estuviera
esperando una llamada importante? Quizás esperaba noticias de su ex, con la que
quería arreglar las cosas, o puede que de un editor que podría abrirle las
puertas a su sueño de ser escritor. De pronto ese pobre repartidor había pasado
de ser un hombre con la ilusión de dejar ese trabajo soso y monótono e iniciar
una nueva vida de fama y amor, a morir congelado en un triste camión
frigorífico. Esto da para un relato corto que quizás podría incluir una
reflexión sobre la vida y las prioridades y las elecciones personales que
podría incluir un final sorprendente o quizás predecible, o sorprendente por lo
predecible (que siempre es mejor que al revés), pero todavía se puede ir un
poco más allá. Puede que a ese señor moribundo y semicongelado le hable un
pollo colgado de un gancho. Le hable le cuente secretos que solo son aptos para
aquellos que van a cruzar el umbral de la vida. Secretos reveladores e
inconfesables que solo tienen cabida más allá de la tumba. ¿Y si solo ha sido
una alucinación? ¿Y si ha sido real pero al final alguien abre la puerta y lo
salva? Quizás no haya lugar en el mundo para un vivo que conoce los secretos de
la muerte. ¿Y si quien le abre la puerta es ex mujer acompañada del editor,
ambos preocupados por que no les cogía el teléfono? Puede que al final el pobre
repartidor cumpla su sueño de fama y riqueza pero se vea acosado por animales
congelados que quieren mandarle al otro barrio. Quien dice animales congelados
dice cualquier cosa, por supuesto. Esto quizás da para novela. Novela que en
cualquier caso no escribiré, pues solo era un ejemplo para reflejar esto de la
inspiración y la imaginación. A veces dos minutos parado detrás de un camión
frigorífico dan para mucho.
Tomando este ejemplo como…
ejemplo (menuda redundancia) podemos aplicarnos el cuento a cualquier cosa. Si
nos acostumbramos a ir por la vida retorciendo la realidad, inventando
probabilidades y buscando líneas de realidad alternativas, obtendremos una gran
cantidad de ideas para desarrollar. Y a partir de ahí, como ya he dicho mas
arriba, seleccionar, descartar, reciclar…
No sé si en la presentación
me habría dado para explicar todo esto, pero como he dicho, para eso tenemos
los blogs y para eso se inventó la escritura: para contar aquello que queremos
que prevalezca... o lo que no nos da para decir cara a cara. Y dejo esta
pequeña reflexión así porque se me acaba de ocurrir una idea buenísima sobre un
repartidor de carne que…