domingo, 3 de marzo de 2019

Tras la "Deconstrucción de un relato"

La Biblioteca Sebastiá Joan Arbó.

Por lo general después de realizar cierto tipo de eventos como charlas, presentaciones o híbridos de ambas como ha sido este último caso, dejo pasar algunos días antes de escribir mis impresiones y por lo general acabo no haciéndolo o descartándolo al dejarme llevar por mi habitual derrotismo.
Y esta última actividad a la que llamé “Deconstrucción de un relato” pretendía servir como presentación de mi última publicación además de como toma de contacto para algún público que todavía no conociera mi puesta en escena, que queda bastante lejos de lo que suele ser habitual. Pero desgraciadamente ese público no apareció.
Elegí sin saberlo el peor día posible para hacerlo ya que coincidía con carnavales y el pueblo bullía de actividades varias y para todas las edades. Así pues solo vinieron mis familiares más cercanos, amigos más íntimos y los que tenían que acudir por temas protocolarios. Al final resultó en una sala practicamente vacia y sin rostros nuevos a los que presentarles mi trabajo. Pero es precisamente por la facilidad con la que podría utilizar la palabra “fracaso” que por una vez me permitiré la osadía de darle la vuelta a la tortilla.
Un momento de mi intervención

Había preparado algo especial basado en el humor con un giro inesperado hacia el dramatismo al final pero dejando espacio a la parte didáctica y literaria que anunciaba con eso de la “deconstrucción de un relato”. Iba a estar respaldado por mi buena amiga Mariajo, el ilustrador del último relato Albert Sarlé y como suelo hacer, con mi propia hija leyendo una poesía al final. Pero esto último falló ya que debido a una gripe no pude traérmela, viajé solo al final y tuve que modificar a última hora el guion. ¿Pero he dicho ya que iba a hablar en positivo?
Viniéndome arriba

A pesar de la falta de asistencia y de lo improvisado de mi intervención, la cosa fue un éxito. Las historias que conté al principio y al final arrancaron risas y aplausos espontáneos del público, las partes más técnicas parecieron interesar y las secciones que condujeron mis compañeros salieron igualmente redondas. Mariajo es una de las personas que mejor pueden hablar de mi debido a los años que llevamos conociéndonos, además de que ella es toda una experta en arte y Albert, aunque es un chaval muy tímido que nunca había hablado en público, se desenvolvió de forma fluida y clara, arrancando tanto risas como admiración del público.
Y el momento de las dedicatorias
Las ventas de libros no fueron gran cosa, como se puede adivinar, pero como comenté en el mismo acto, algunas veces debemos dejar atrás el tema económico (aunque el dinero es necesario para sacar proyectos como éste adelante) y quedarnos con aquello que el dinero no puede comprar, como son las risas, las caras nuevas, los apretones de manos y palmadas en la espalda y aprender con cada paso de este camino que aunque incierto, resulta interesante de recorrer.

Amor de primate. Una breve novelita de muy pocos megabytes.

Hay quien dice por ahí que los buenos tiempos del papel ya han llegado a su fin; que entre pdfs, kindles, podcasts y audiolibros, el libro t...